En la sociedad actual, estamos constantemente bombardeados por mensajes publicitarios que nos prometen la felicidad a través de bienes materiales, experiencias exclusivas o logros externos. Los anuncios nos invitan a comprar el último gadget, a viajar a destinos exóticos o a perder peso rápidamente para sentirnos mejor. Pero, ¿alguna vez te has detenido a pensar en lo que realmente prefieres? ¿Lo que te ofrece la publicidad o sentirte bien, en paz y feliz desde tu interior?
En Incorpora Coaching y Psicología estamos convencidos de que la verdadera causa de cómo te sientes no se está en lo externo, sino dentro de nosotros mismos. Todas las emociones, ya sea felicidad, tristeza, euforia o angustia, son creadas por nuestros pensamientos. Y aunque la publicidad y los medios intenten desde afuere hacerte sentir como les plazca, el poder de nuestras emociones radica en cómo decidimos pensar y percibir el mundo que nos rodea.
La Verdad sobre Nuestras Emociones
¿Por qué deseamos lo que nos ofrecen los medios? La respuesta es simple: buscamos esas experiencias o productos porque nos creemos que nos proporcionarán una sensación interna de bienestar. Sin embargo, lo que realmente buscamos no es el objeto en sí, sino la emoción que creemos que ese objeto nos proporcionará. Aquí radica la gran pregunta: ¿de qué depende nuestra futura emoción? ¿Del logro del objetivo externo o del pensamiento que lo precede?
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Imagina que tienes un objetivo en mente, algo que crees que te hará feliz. Puede ser un aumento de sueldo, un nuevo auto, o una relación ideal. Ahora, piensa en la emoción que esperas experimentar cuando alcances ese objetivo. ¿Esa emoción surge realmente del objetivo cumplido o del pensamiento que lo acompaña? Si comienzas a analizarlo, te darás cuenta de que tus emociones están profundamente ligadas a tus pensamientos y no necesariamente a los eventos externos.
La Historia de Manuel y el Millón de Dólares
Para ilustrar mejor este concepto, quiero contarte una breve historia. Un día, a nuestro amigo Manuel le informaron que había ganado la lotería, ¡un millón de dólares! Antes de siquiera recibir el dinero, Manuel ya estaba inmensamente feliz. Sin haber recibido un solo centavo, sus pensamientos le generaron un estado de bienestar y euforia profundos. Pero, ¿qué hubiera pasado si la noticia hubiera sido falsa? Aún así, Manuel habría sido feliz, porque en su mente, él ya se sentía millonario.
Esta historia nos muestra que no es el dinero o el logro lo que realmente genera la felicidad, sino los pensamientos que decidimos tener sobre esos eventos. Manuel fue feliz porque eligió pensar que era millonario, y su cuerpo y emociones respondieron a ese pensamiento, independientemente de la realidad externa.
Cómo Decidir Qué Pensar para Sentirte Mejor
Al igual que Manuel, tú también puedes decidir qué pensar y, en consecuencia, cómo sentirte respecto a cada aspecto de tu vida. Puedes anticiparte a las situaciones y manejar tus pensamientos de manera que te generen las emociones que deseas experimentar. Sin embargo, es importante recordar que no siempre es necesario sentirse bien. Hay momentos en la vida en los que es natural y saludable sentir tristeza, pena o dolor. La clave está en ser consciente de tus pensamientos y elegir deliberadamente cómo responder a ellos.
¿CÓMO SENTIRSE MEJOR? = CÓMO PENSAR MEJOR
¿Te gustaría sentirte más feliz, más en paz, o más emocionado por la vida? Puedes tener el sentimiento y la emoción que desees, cuando lo desees, si encuentras el pensamiento adecuado para crearlo y te permites creer en él. Este es un proceso que requiere práctica y autoconciencia, pero los resultados pueden ser profundamente transformadores.
Una Práctica para Tu Propio Bienestar
Te invito a realizar una práctica sencilla pero poderosa para comenzar a tomar control de tus emociones. Escribe tres de los sentimientos o emociones que experimentas con mayor frecuencia, ya sean agradables o desagradables. Luego, responde a esta pregunta: ¿Cuáles son los pensamientos que generan estos sentimientos o emociones?
A continuación, para este nuevo período, elige tres sentimientos que te gustaría experimentar con más frecuencia. Por ejemplo, podrías elegir “asombro” o “tranquilidad”. Tómate un momento para sentir cada emoción en tu cuerpo. Después, pregúntate: ¿Qué estaría pensando si me sintiera “asombrado” o “tranquilo”?
Al hacer este ejercicio, comenzarás a ser más consciente de cómo tus pensamientos influyen en tus emociones. Además, estarás mucho más cerca de alcanzar tus objetivos, ya que tu bienestar no dependerá de factores externos, sino de tu capacidad para gestionar tus propios pensamientos.
Te dejamos también la siguiente meditación que te ayudará a conectar con tu cuerpo
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Recuerda, tú tienes el poder de elegir tus pensamientos y, con ellos, tus emociones. ¡Comienza hoy a crear la vida plena y feliz que siempre has deseado!
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